Cada hijo de Dios tiene la responsabilidad de contender ardientemente por la fe. La fe viene por el oír la Palabra de Dios. Somos seres espirituales que van progresando y entrando en un nivel de paz y de reposo en Dios. También nuestro cuerpo físico se va alineando en la medida que aprendemos qué comer y qué no comer… ¿Cómo podemos saber si estamos madurando en Dios? Una persona que va madurando es expuesto a una palabra genuina.